Han, Clara (2022): La vida en deuda. Tiempos de cuidado y violencia en el Chile neoliberal. LOM Ediciones.
Tizzoni Salas, Constanza
https://orcid.org/0000-0002-0856-3049
Pontificia Universidad Católica de Chile Centro de Estudios Interculturales e Indígenas, Chile
Año | Year: 2022
Volumen | Volume: 10
Número | Issue: 1
DOI: http://dx.doi.org/10.17502/mrcs.v10i1.538
Recibido | Received: 8-2-2022
Aceptado | Accepted: 1-3-2022
Primera página | First page: 143
Última página | Last page: 145
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Crítica del Libro: La vida en deuda. Tiempos de cuidado y violencia en el Chile neoliberal
La extensa investigación que Clara Han realizó por alrededor de 10 años en La Pincoya1, un barrio urbano de bajos ingresos ubicado en la zona norte de Santiago de Chile, plasmada en “Life in debt. Times of care and violence in neoliberal Chile” (Han, 2012)Ref5 y publicada originalmente en inglés en el año 2012 por University of California Press, ha generado múltiples comentarios (Allison, 2013Ref1; Araya, 2014Ref2; Das, 2013Ref4, 2015Ref3; Han, 2013Ref6; Ossandón, 2013Ref7, entre otros) dada la relevancia de sus hallazgos para la antropología contemporánea internacional. Pese a ello, no es un texto de amplia referencia en Chile, salvo en círculos especializados.
A 10 años de su publicación, aparece la primera traducción al castellano distribuida por la editorial chilena LOM ediciones. Esto no es azaroso si pensamos en el proceso que se ha desarrollado en este territorio desde Octubre del 2019, a partir de consecutivas movilizaciones populares, denominado como ‘Estallido Social Chileno’ el cual ha significado una interpelación al modelo neoliberal vigente, implementado durante la década de los ‘70 en la dictadura cívico-militar de Pinochet y perpetuado por los posteriores gobiernos democráticos.
Frente a una represiva respuesta del Estado, los y las manifestantes acudieron a las concentraciones sosteniendo pancartas en las que se leían consignas como: “Nos quitaron tanto que nos quitaron hasta el miedo”, instalando en el debate público la deuda y la precariedad a la que están sujetas la vidas cotidianas en el Chile contemporáneo, así como el malestar acumulado desde hace ya tantos años, causado por la violencia estructural que implica la privatización y la distribución desigual de recursos y acceso a bienes y servicios que satisfacen necesidades básicas. Todo esto ante la aparente perplejidad de autoridades de gobierno que señalaron a los medios de comunicación durante los primeros días del Estallido: “No lo vimos venir”.
“La vida en deuda” representa uno de los textos obligatorios para comprender los antecedentes de este proceso histórico, rastrear sus causas y aproximarse a la complejidad que contiene el sentido de algunas de las consignas y demandas que se enarbolan en su seno. Pienso, por ejemplo, en la importancia que comenzó a cobrar el concepto de ‘dignidad’ en medio de las manifestaciones, palabra con la que incluso fue rebautizada una de las plazas más conocidas de la capital y punto principal de encuentro, por parte de las personas que allí se congregaron y congregan aún, y su relación con las luces que esta investigación etnográfica entrega a propósito de cómo las personas con las que Han compartió en su terreno, principalmente mujeres, comprenden, aspiran o construyen cotidianamente lo que la autora identifica un ‘vivir con dignidad’.
A partir de la pregunta por el entrelazamiento entre cuidado y violencia en el Chile neoliberal, la autora describe de manera excepcional cómo se entretejen en las vidas cotidianas la deuda, la enfermedad o la memoria. Han plantea una ‘vida en deuda’ en un sentido complejo. Por un lado, releva la vigencia de la deuda del Estado chileno con la población, debido a las sistemáticas violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura, así como por la extrema pobreza que los gobiernos democráticos heredaron y que prometieron eliminar en función de la reconciliación del Estado con sus habitantes. Por otro lado, aborda la deuda en relación a sistemas crediticios de casas comerciales o bancos financieros, cuyo acceso se facilita para los estratos sociales más bajos a partir de las políticas neoliberales, pero que mantiene a los sujetos pagando mensualmente cuotas de una aparente ‘vida digna’ que el crédito haría posible, ante la amenaza de inscribirse en sistemas de vigilancia de reportes crediticios extensivos, así como también, la amenaza del embargo. Frente a la incertidumbre y la fragilidad de esta ‘vida prestada’, la etnógrafa se pone en el lugar de los sujetos que acompaña y se pregunta, “¿Es esta vida una vida de la que puedo ser dueña, de la que puedo confiar? ¿Existiré mañana?”.
Quizás el capítulo más representativo de esta complejidad es el que lleva por título: Deuda social, don silencioso, en el que, en primer lugar, la autora narra cómo vecinos y vecinas de La Pincoya lidian cotidianamente con trabajadores sociales que miden su nivel de pobreza a través de instrumentos basados en pertenencias materiales para poder identificarles como aptos para acceder a subsidios del Estado. Los protagonistas de estos relatos generan estrategias para performar la imagen estereotipada de la pobreza que presumen estas herramientas de medición, la cual según los mismos interlocutores de la etnógrafa se encuentra cercana a la ‘animalidad’ y, de esta manera, ‘bajarse el puntaje’: esconder el televisor donde un amigo, o como señala la señora Ana: “No me voy a duchar hasta después de que la trabajadora social venga”. Han se plantea crítica ante dichos instrumentos y las representaciones que presuponen pues oscurecen las dinámicas de la precariedad económica, no solo porque son sesgados y presentan una imagen de los pobres como sujetos premodernos que no pueden tener acceso a las tecnologías porque eso inmediatamente los restaría de esa categoría, sujetos a los que además se le exige una hiperracionalidad e hiperausteridad en la gestión de sus recursos que ninguna otra clase podría cumplir, sino que también porque no consideran los niveles de endeudamiento de las familias, lo que ha permitido más acceso al consumo y que por lo mismo ha alterado la naturaleza misma de la pobreza.
La precariedad económica de las familias en La Pincoya, señala la autora, se encuentra atravesada por la inestabilidad laboral y flujos de dinero irregulares, debido a una forma de trabajo discontinuo e impredecible que el mismo Estado chileno ha institucionalizado, a través de leyes laborales que no protegen a los trabajadores y que marcan circunstancias críticas concretas que no son consideradas. Ante la discontinuidad del trabajo y la alta burocratización del proceso para poder acceder al apoyo estatal, el crédito se presenta como una opción ineludible para “llegar a fin de mes” y poder satisfacer necesidades básicas como alimentación, pagar las cuentas de la luz o el agua o comprar materiales del colegio para sus hijos, como señalan Valentina y Pato: “No podemos pagar con plata asi que pagamos con tarjetas”.
La autora afirma que ‘vivir con dignidad’, en el barrio, corresponde a un conjunto diferente de ideas y prácticas que la fundamenta, señalando, de esta manera, un espacio de autonomía en la vida cotidiana de vecinos y vecinas de La Pincoya, que va más allá del efecto de las políticas neoliberales y que se entrelaza complejamente con las instituciones. Esta ‘vida digna’ se relaciona con la atención activa, de vecinos y vecinas, familiares o amigos íntimos, que responden a lo que Han denomina ‘momentos críticos’ que estas familias enfrentan, ya sea por la misma incertidumbre de los flujos de dinero o por una enfermedad que genera mucho gasto y que marca un límite en la supervivencia. Para comprender en qué consiste esta atención se detiene en formas de ‘solidaridad activa’. En un primer momento, identifica la gestión de ahorro colectivo entre vecinos y vecinas vinculados por confianza, espacio de autonomía que la señora Gabriela ubica elocuente, como ‘ilegal, fuera del sistema’, marcando su distinción con el sistema neoliberal y sus mecanismos contractuales; en un segundo momento, muestra la participación de las redes de apoyo, en bingos a beneficio de personas diagnosticadas con enfermedades catastróficas, en donde en uno de los eventos a los que Han asiste le escucha decir a una mujer: “Aquí no jugamos para ganar”; entre otras formas de atención y reciprocidad que contienen estos vínculos y que se entretejen en el barrio: responder a un llanto por hambre, ayudar con pretextos como, por ejemplo, invitar a los hijos de la vecina a almorzar para que esta no sienta vergüenza de ‘dar lástima’ o tenga que pedir ayuda directamente. Las mujeres protagonistas de esta etnografía están atentas al otro, lo que les permite anticiparse a sus necesidades.
A partir de esta descripción, es preciso destacar tres elementos. El primero es el abordaje crítico de Han, que desarrolla desde el inicio, sobre las categorías utilizadas para representar colectividades o sujetos sociales que viven en barrios de bajos ingresos. La autora plantea que el reconocimiento de los efectos de la precariedad económica en el presente muchas veces flaquea cuando se piensa a estos sujetos o se los enfatiza en una condición ‘en falta’, o cuando se les piensa como meramente registros de violencia estructural o efectos de políticas neoliberales, despojados de formas de solidaridad que existían en el pasado y habitando actualmente espacios de mera competencia por sobrevivir; o bien, como ha señalado en otros debates (véase Han, 2013)Ref6, cuando se piensa a los sujetos bajo el lente teórico del concepto de ‘abandono’ y sus implicancias. Para Han, estas representaciones no consideran las texturas de las vidas situadas, así como los esfuerzos por hacerse a sí mismo en circunstancias de precariedad económica, es decir, no reconocen la agencia de los sujetos y los espacios de autonomía que construyen diariamente.
El segundo elemento es el aporte que esta etnografía plantea para pensar a los sujetos como ya siendo desde un entramado de relaciones. Posicionándose desde una antropología de los cuidados, pone de manifiesto que ningún individuo existe por sí mismo como ser autónomo, soberano o autocontenido, es decir, el sujeto ideal que se presume desde discursos humanistas liberales, ‘discursos autológicos’ como los denomina Povinelli (2006)Ref8; sujeto que también está a la base de discursos de ‘autocuidado’ y ‘autorresponsabilidad’ promovidos por políticas sociales especialmente en contextos neoliberales en los que el Estado se repliega. Desde esta perspectiva, además, va más allá de la familia normativa y reconoce cómo los sujetos están compuestos por relaciones de parentesco extendidas, de relaciones barriales y también de relaciones con el Estado, y que las estrategias y prácticas de sobrevivir y vivir bien están basadas en dichas relaciones de parentesco, amigos íntimos o vecinos que incluso se extienden más allá del barrio. Esto es un aporte fundamental a la hora de pensar en las políticas de intervención estatal que presumen categorías fijas y delimitadas.
Por último, quisiera referirme al valor y visibilidad que Clara Han realiza del rol fundamental que ocupan las mujeres de La Pincoya y las redes de cuidado que despliegan para hacer frente o resistir a la violencia estructural, sosteniendo y reproduciendo la vida, reconstruyendo un mundo ya dañado, cotidianamente.
Estos aportes son significativos no sólo para quienes investigamos fenómenos desde las ciencias sociales, sino que también para pensar de formas más situadas a la hora de diseñar políticas públicas e intervenciones estatales, haciendo que su lectura sea urgente y que espero esta traducción facilite.
1) Allison, A. (2013). Indebted intimacy. HAU: Journal of Ethnographic Theory, 3(1), 221-224.
2) Araya, J. (2014). Clara Han, Life in debt. Times of care and violence in neoliberal Chile, University of California Press, Berkeley, 2012, 283 pp. Revista de Sociología, 29, 109-112.
3) Das, V. (2015). Affliction: Health, Disease, Poverty. En Affliction. Fordham University Press.
4) Das, V. (2013). Neighbors and acts of silent kindness. HAU: Journal of Ethnographic Theory, 3(1), 217-220.
5) Han, C. (2012). Life in Debt: Times of Care and Violence in Neoliberal Chile. University of California Press.
6) Han, C. (2013). Suffering and pictures of anthropological inquiry: A response to comments on Life in debt. HAU: Journal of Ethnographic Theory, 3(1), 231-240.
7) Ossandón, J. (2013). Para una etnografía del silencio y del logro de estar presente ante el otro. Una entrevista con Clara Han. Persona y Sociedad, 27(1), 179.
8) Povinelli, E. A. (2006). The Empire of Love: Toward a Theory of Intimacy, Genealogy, and Carnality. Duke University Press.
1) Esta obra se basa en treinta y seis meses de trabajo de campo, consistente en viajes cortos de dos a tres meses entre 1999 y 2003, dieciocho meses de trabajo de campo continuo entre 2004 y 2005 y visitas de seguimiento en 2007, 2008 y 2010 (Han, 2012).